Un marinero portugués ha encontrado una pirámide de 60 metros de
altura y con una base de 8.000 metros cuadrados, mas grande que un
estadio de fútbol.
El marinero localizó la estructura sumergida en la islas Azores,
concretamente entre las islas Terceira y San Miguel. La estructura fue
descubierta con la ayuda de una carta batimétrica, un procedimiento que
muestra el relieve del fondo marino y aporta información adicional de
navegación en superficie.
El propio marinero, Diocleciano Silva, afirma que la base de la
estructura abarca esos 8000 metros cuadrados y que no es una estructura
de origen natural.
El hallazgo ya ha despertado la intriga de la comunidad científica y
del gobierno regional que ya están investigando el descubrimiento con el
apoyo de la Armada portuguesa.
Ante este descubrimiento podemos plantearnos muchas cosas, sin
olvidar tampoco los diversos descubrimientos que se han realizado de
estructuras sumergidas, que lógicamente son mucho anteriores a las
conocidas como "primeras civilizaciones". Espero que me permitáis el
privilegio de ponerlo entre comillas, pero los hechos lo justifican.
Hace unos meses apareció la noticia de que en el famoso Triangulo de las
Bermudas también se habían encontrado estructuras similares de forma
piramidal, tambien sumergidas bajo las aguas del océano.
No solo los descubrimientos justifican la existencia de alguna
civilización anterior, sino también los mitos y leyendas de la
antigüedad. A parte del famoso "mito" de Platón sobre la Atlántida, en
las escrituras del Mahabharata de la India se habla de la ciudad de
Krishna, Duarka o Dwaraka, que fue destruida y sumergida por un Tsunami o
inundación.
No solo ciudades sumergidas, sino el "mito" del diluvio que figura en
tantas culturas diferentes ya es un hecho con un peso suficiente para
tenerlo en cuenta.
Con esto no quiero afirmar de forma irrefutable la existencia de una
civilización anterior, solo expongo los hechos que tenemos a disposición
y que deben estudiarse meticulosamente para acercarnos a la verdad lo
máximo posible.
Pero tampoco no debemos despreciar e ignorar estos hechos como se ha hecho en todo este tiempo, negándose el reconocimiento de
las evidencias que nos muestran un pasado distinto al que se defiende con hacha y espada, como si fuera un dogma de fe.
En conclusión, con esto quiero invitar a que cada uno reflexione y se
haga preguntas sobre su pasado e investigue sin cerrarle las puertas a
nada, por muy increíble que pueda parecer.
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