Especialistas estadounidenses afirman que han
encontrado cerca de la costa de Irlanda los restos de un legendario
naufragio de la época de la Segunda Guerra Mundial, que podría contener
unas 240 toneladas de plata que actualmente costarían más de 200
millones de dólares.
Especialistas estadounidenses afirman que han encontrado cerca de la
costa de Irlanda los restos de un legendario naufragio de la época de la
Segunda Guerra Mundial, que podría contener unas 240 toneladas de plata
que actualmente costarían más de 200 millones de dólares.
La compañía Odyssey Marine Exploration, empresa dedicada a la
explotación de restos de hundimientos, halló el navío hundido y planea
rescatarlo en la próxima primavera. Según afirman los especialistas de
la compañía, citados por el periódico The New York Times, en caso de que
esta operación tenga éxito se convertiría en la recuperación del mar
más profunda y más valiosa de la historia, así como en una demostración
de las capacidades de la tecnología moderna.
La nave encontrada se trata del buque carguero inglés S.S. Gairsoppa,
que en febrero de 1941 fue hundido por un torpedo nazi a unos 300
kilómetros al sureste de Irlanda mientras transportaba una carga de té,
hierro y plata desde Calcuta a las islas británicas. El navío llevaba a
bordo a 83 tripulantes y a dos artilleros. En el hundimiento se salvó
solo una persona, un oficial que logró sobrevivir durante 13 días en un
bote salvavidas.
En los últimos años los avances de la tecnología permiten pensar que
por fin será posible recuperar los restos de muchos buques con cargas
valiosas, sobre todo de aquellos que fueron hundidos durante las dos
guerras mundiales. En 2010 la compañía Odyssey ganó un contrato
exclusivo con el Gobierno del Reino Unido sobre el rescate del navío
Gairsoppa. Según el acuerdo, la compañía podrá tener el 80% de la carga
rescatada.
El verano pasado los especialistas realizaron un estudio preliminar, y
recientemente emplearon su barco principal Odyssey Explorer para la
investigación de la zona del naufragio. Un robot anclado operado
remotamente tardó tres horas y media en atravesar unos 4,7 kilómetros de
profundidad hasta alcanzar el fondo oceánico y hallar el agujero
abierto por el torpedo en el casco del buque. La identidad del barco fue
comprobada por características como la cantidad de bodegas, el tipo de
ancla o los colores del casco que correspondían a los utilizados por la
compañía a la que pertenecía la nave.
Finalizadas las primeras fases del proyecto, los especialistas estiman
que dadas la orientación y la condición de los restos del naufragio, la
operación planeada será apta para el rescate de la carga de plata.
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